Stratups, eSports y el IRPF
Deducción por inversión en empresas de nueva o reciente creación.
El mundo de los Esports está repleto de oportunidades para aquellos emprendedores que quieran desarrollar sus iniciativas tecnológicas y de innovación. Es indudable que la industria del Gaming avanza imparable en España y cada vez son más los negocios que buscan hacerse un hueco en el sector, lo cual ha supuesto un desarrollo exponencial en los últimos años de las startups vinculadas a esta industria.
A través de la Ley de Apoyo a los Emprendedores de 2013 se introdujo una deducción en el IRPF del 20% de las cantidades destinadas a la adquisición de acciones o participaciones en empresas de nueva creación, con un límite de 50.000 euros como importe máximo sobre el cual poder aplicar este beneficio. En la práctica, esto suponía que la deducción máxima a aplicar en el IRPF era de 10.000 euros.
Desde entonces, la evolución del ecosistema startup y su posicionamiento como motor para incentivar la economía ha propiciado un mayor desarrollo de las políticas de estímulo a inversores, lo cual ha supuesto un aumento de este incentivo fiscal, cuyo porcentaje de deducción actualmente es del 30% con una base máxima de deducción de 60.000 euros anuales, siendo la deducción máxima actual de 18.000 euros.
La Ley de IRPF establece los requisitos que deben cumplir tanto el inversor como la compañía. Básicamente y de forma muy resumida, se establecen limitaciones en cuanto al porcentaje de participación en la compañía del inversor o sus familiares (que no puede ser superior al 40%), la forma jurídica que debe revestir la entidad, así como un límite cuantitativo en relación a los fondos propios (que no podrán ser superiores a 400.000 euros) y la imposibilidad de que ésta esté admitida a negociación en un mercado organizado.
Asimismo, se regulan los requisitos relativos a la actividad que desarrolla la entidad; en concreto, no se aplicará la deducción por inversión en empresas que ejerzan una actividad que sea igual a la que el inversor venía ejerciendo con anterioridad mediante otra titularidad y, además, la empresa deberá contar con los medios personales y materiales que sean necesarios para el desarrollo de su actividad, que no podrá consistir en la gestión de un patrimonio mobiliario o inmobiliario.
Pero, ¿cómo podemos acreditar que la empresa en la que estamos invirtiendo es una startup y que, además, cumple con todos estos requisitos? La propia norma indica que las acciones deberán adquirirse bien en el momento de la constitución de la entidad o bien como consecuencia de una ampliación de capital efectuada en los tres años siguientes a la constitución. Además, la compañía deberá facilitar al inversor un certificado indicando que cumple con todos los requisitos legales para la aplicación de la deducción.
Una vez transcurrido el plazo mínimo de tenencia de 3 años (y antes de que exceda el plazo máximo de 12), la ganancia obtenida por la venta de estas participaciones podrá estar exenta de impuesto, siempre y cuando el importe de la venta se reinvierta en una nueva empresa que cumpla con los mismos requisitos que la anterior. Si no se reinvierte la totalidad del importe obtenido como consecuencia de la venta de las acciones, la exención sobre la ganancia deberá calcularse sobre la parte proporcional a la reinversión.
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